viernes, 5 de marzo de 2010

COMENTARIO DE TEXTO

A esto añadía que, puesto que conocía algunas perfecciones que en absoluto poseía, no era el único ser que existía (permitidme que use con libertad los términos de la escuela), sino que era necesariamente preciso que exista otro ser más perfecto del cual dependiese y del que yo hubiese adquirido todo lo que tenía.
......
Por el contrario (a lo que pasa con el triángulo), examinando de nuevo la idea que tenía de un Ser Perfecto, encontraba que la existencia estaba comprendida en la misma de igual forma que en la del triángulo...

Segundo argumento causal: Dios causa el yo. René Descartes


EXPLICACIÓN DE LAS EXPRESIONES

INFINITO: Entre las ideas innatas, Descartes descubre la idea del infinito, que identifica inmediatamente con la idea de Dios. Demuestra que esta idea es innata ya que no podemos tener experiencia sensible de la infinitud y si la idea de infinito es la idea de Dios, pues el único ser del que se puede pensar tal predicado, concluye que la idea de Dios es una idea innata.
Aplica el principio de causalidad, la idea de un ser infinito y perfecto no puede haber sido causada por sí mismo, puesto que yo soy un ser finito por tanto, queda claro que es una idea innata que debe haber sido causada por un ser cuya realidad formal, o sea, su realidad en acto, sea proporcional a dicha idea, en suma, por un ser infinito. De donde se infiere que ese ser infinito existe

SER PERFECTO: Dios (la sustancia infinita) ya que engloba todas las perfecciones, incluida la existencia.

EXPOSICIÓN DE LA TEMÁTICA

El texto que comentamos a continuación pertenece a la cuarta parte del “Discurso del Método” cuyo autor es René Descartes y en la que se exponen las razones que permiten establecer la existencia de Dios y del alma humana que constituyen los fundamentos de la Metafísica.
En concreto, el tema principal de este fragmento es el segundo argumento causal: el argumento de Dios como causa de mi ser.
Aquí Descartes no se pregunta por la idea de u ser perfecto sino en la causa del yo, ¿seré yo mi propia causa?
En pocas palabras viene a decir: Tiene que haber un ser superior a mi en perfección del que yo dependo, pues, según Descartes, si dependiera de él participar de la perfección, no se habría creado tan limitado como es. Si él fuera perfecto, no dudaría, sería causa de él mismo y, por tanto, le habría dado todas las perfecciones que él fuera capaz de concebir.
Este argumento concluye así con la afirmación de que Dios es su causa
A partir del tercer párrafo, Descartes nos explica cómo es Dios. ¿Cuál es la naturaleza de Dios? Y cuales son sus atributos, por supuesto, todo lo que supone perfección ya que es la causa de la idea de perfección. Como podemos leer en el texto: “para conocer la naturaleza de Dios en la medida en que es posible la mía, solamente debía considerar todas aquellas cosa...”
En el último párrafo hay que destacar que el “yo” no tiene certeza de la existencia de sustancias corporales, pero aunque la supiera, incluida la del propio cuerpo, el yo sería independiente del mismo. Por tanto, el hombre es un compuesto de alma y cuerpo (dualismo antropológico). Ahora bien, un ser compuesto no es perfecto ya que no es independiente pues necesita de alguien que lo una. Por tanto, Descartes concluye que Dios será un ser simple.
Este argumento tiene también como base el principio de causalidad y apunta al conocimiento de la naturaleza d Dios, pero siempre a partir de las ideas: las que indican imperfección no pueden aceptarse como realizadas en Dios, mientras que aquellas cuyo contenido indican perfección deben ser realizadas plenamente en él, puesto que es un ser absolutamente independiente y por tanto, perfecto.

lunes, 1 de marzo de 2010

FRASES CÉLEBRES DE DESCARTES

Pienso, luego existo (Cogito ergo sum).

Dudo de todo, pero al dudar estoy pensando, y si pienso existo.

No basta tener buen ingenio; lo principal es aplicarlo bien.

No hay nada repartido de modo más equitativo en el mundo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente.

Lo poco que he aprendido carece de valor, comparado con lo que ignoro y no desespero en aprender.

Las almas más grandes son tan capaces de los mayores vicios como de las mayores virtudes.

Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás.

Dos cosas contribuyen a avanzar: ir más deprisa que los otros o ir por el buen camino.

Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas, una vez en la vida.

domingo, 28 de febrero de 2010

VIDA DE DESCARTES

En esta presentación se resaltan los acontecimientos más importantes de la vida de René Descartes.